lunes, 7 de enero de 2013

LAS NANAS DE INÉS (5)


PARA INÉS
                  DE JOSÉ LUIS CAMPAL 
                                            Y 
                        AURORA SÁNCHEZ


Nuestro parnaso contemporáneo está desgraciadamente lleno de nombres injustamente olvidados. Y entre ellos no me cabe duda alguna de que los de algunas poetisas del siglo pasado se llevan la palma. Porque es increíble que a muchos lectores no les diga hoy nada o casi nada –o lo que es más triste, que se sonrían poco elegantemente cuando se menciona, por ejemplo, a Gloria Fuertes, grande donde las haya– el de una exquisita y hondamente humana escritora bilbaína llamada Ángela Figuera Aymerich (1902-1984), que hizo una obra de conciencia solidaria y de vindicación del lugar de la mujer en el tiempo que le tocó vivir. Como ha escrito José R. Zabala, «en la poesía de Ángela encontramos la voz de una mujer sincera, consciente de su papel y de su función, que escribe para que le entiendan, que desea llegar a sus lectores». A la obra de Figuera, integrada por libros como Mujer de barro (1948), Los días duros (1953) o Cuentos tontos para niños listos (1979), pertenece esta «Nana del niño goloso»:
Arrorró, mi niño,
que la noche llega.
Arrorró, mi niño,
con su capa negra...

Si te duermes pronto,
todas las estrellas,
dulces caramelos
de limón y menta.

¡Oh, qué gran merengue
la lunita llena!



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